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RINCÓN POLIGLOTA

Leer En Los Cavernicolas

lunes, 25 de agosto de 2014

LA RELACIÓN ENTRE DOS DISCIPLINAS

LITERATURA Y DERECHO: ¿ALGO EN COMÚN?
«La poesía -como la vida, como el amor- quisiera la gracia, no la ley; ella narra la existencia en lugar de juzgarla, como en la sentencia evangélica: Nolite judicare (Es reprochable juzgar con precipitación)»                                                                                                                                                                          CLAUDIO MAGRIS.

                                                Por Rafael E Yepes Blanquicett 
Aparentemente, la Literatura y el Derecho no tendrían nada en común por tratarse de disciplinas que abordan la realidad desde puntos de vista diferentes. Mientras que para la Literatura la ficción es la  «verdadera» realidad, la «única realidad», para el Derecho la «verdadera» realidad, «la única», es la realidad jurídica, es decir, la que queda registrada en los expedientes judiciales y que en numerosas ocasiones difiere totalmente de los hechos que la originaron.  
Sin embargo, en el trasfondo del asunto, la Literatura y el Derecho se relacionan mucho más de lo que nos parece.  
Si nos fijamos, por ejemplo, en la redacción de un escrito judicial, llámese demanda, denuncia, querella, sentencia, auto o fallo, encontramos que se utilizan algunas figuras literarias como la metáfora, la parábola y la paráfrasis, con el propósito de darle un sentido más claro o amplio, «latu sensu», o simplemente para adornarlo y que no luzca tan árido.  
Es muy común entre los operadores judiciales el uso de estas figuras retóricas, sobre todo, en la Jurisprudencia de las Altas Cortes y de los tribunales municipales, distritales y departamentales.  
De la misma manera, en la Literatura, como tal, abundan ejemplos de novelas, cuentos, tragedias, poemas y ensayos que tratan de temas jurídicos o de derecho. Uno de los ejemplos más precisos del entrelazamiento de la Literatura con el Derecho, es ese extraordinario relato de Franz Kafka denominado «El proceso», en donde el protagonista, llevado por la insolente pretensión de no querer terminar «enlodado por el fango de la vida» y por la avidez de alcanzar «la perfecta inocencia y pureza», se queda condenado para siempre ante las puertas de la Ley, «a defenderse hasta el final», víctima de su obsesión por la defensa legal.  
En «Antígona», a la inicua ley del Estado, que es una ley positiva, codificada, creada y promulgada por Creonte, Antígona le contrapone «las leyes no escritas de los dioses», que no están codificadas por ser consuetudinarias, esto es, avaladas por la costumbre, y que son transmitidas por la pietas (devoción, virtud o piedad filial) y por la auctoritas (autoridad) de la tradición, convirtiéndose en las depositarias de lo Universal, de la Ley natural, que está muy por encima de la Ley positiva.   
Claudio Magris*, en su texto Literatura y Derecho ante la Ley**, sostiene que «La obra maestra de Sófocles es una trágica expresión del conflicto entre lo humano y la ley, que también es un conflicto entre el Derecho y la Ley", y uno de los más claros ejemplos de la estrecha relación existente entre la Literatura y el Derecho, agregamos nosotros. 
Otras «fuentes» de la conexión entre la Literatura y el Derecho son los libros sagrados de las religiones organizadas de la antigüedad y de nuestra época, tales como el Código de Manu, el Código de Hamurabi, la Ley Mosaica, el Corán y la Biblia de los cristianos y judíos.  
En el Antiguo Testamento de la Biblia, por ejemplo, aparecen los «Diez Mandamientos de la Ley de Dios» atribuidos a Moisés, que fueron el código civil, religioso y político de la cultura occidental católica durante muchos siglos, todavía hoy vigente en muchas legislaciones civiles del mundo.  
Otro tanto se puede decir del Corán entre los árabes, para quienes la ley Dios -Alá, para ellos- revelada por su profeta Mahoma, constituye el código civil, religioso y político por el que se deben seguir todos sus fieles.  
Grandes obras de la Literatura Árabe así lo demuestran, siendo el caso de «Las mil y una noches», en la que se destaca la historia de Aladino y su lámpara maravillosa que simboliza la eterna lucha entre el bien y el mal, la ley y su contraparte, la no-ley, a través del poder, la fuerza y la traición.  
Finalizamos citando nuevamente a Magris: «La poesía -como la vida, como el amor- quisiera la gracia, no la ley; ella narra la existencia en lugar de juzgarla, como en la sentencia evangélica: Nolite judicare (Es reprochable juzgar con precipitación). En realidad, el arte juzga, pero reduce el juicio en la narración, sin condenar ni emitir veredictos, sino mostrando concretamente lo que significan, abatidos y fusionados en lo vivido, el bien y el mal". 
BIBLIOGRaFIA:  
MAGRIS, Claudio, Literatura y derecho ante la ley, con prólogo de Fernando Savater, Sexto Piso, Madrid, 2008.  
*Claudio Magris, narrador, ensayista y traductor, es una de las figuras más sobresalientes de la literatura italiana actual. Es autor de una vasta y diversa obra, entre las que se destacan sus novelas Danubio, Otro mar y Microcosmos y sus libros de ensayos El anillo de y Utopía y desencanto. El texto Literatura y Derecho ante la Ley.  
**Literatura y Derecho ante la Ley, es una conferencia magistral del mismo nombre, dictada en la Universidad Complutense de Madrid, en enero de 2006, publicada en el periódico español ABC y en el periódico italiano Corriere della Sera. (N. del A.)
        

EL MUSEO DE LA PALABRA

20 MIL DÓLARES AL MEJOR MICRORRELATO: ESPAÑA A LA VANGUARDIA DE LA LITERATURA
 Por Gilberto García Mercado
No hay duda de que los españoles marchan a la vangua
El museo de la Palabra, cerca a Madrid
rdia en todo lo que tenga que ver con la literatura. Si se aventura en la red, el cibernauta encontrará que cada Municipalidad o ayuntamiento goza de uno que otro concurso de novela, cuento, poesía o ensayo. De lo que uno deduce que los españoles leen y se preocupan por cultivar los géneros de la Literatura arriba mencionados.
 
Con la crisis en su economía, estos premios se han vuelto pocos atractivos en cuanto a la dotación económica. Las organizaciones públicas o privadas, las fundaciones sin ánimo de lucro han recortado los rublos a los concursos aclarando que lo hacen sólo para no desaparecer que sería ya un mal mayor. 
Y continúan a cuenta gotas el sendero de la cultura. 
Admirable que desde hace cuatro o cinco años se hayan inventado el Premio Internacional de Microrrelatos Museo de la Palabra que apoya y fomenta el diálogo entre las distintas culturas, ideas, religiones y sensibilidades. 
«El resultado y la existencia de este diálogo son en sí una pieza museística, y lo configuran como un lugar de encuentro, el único museo virtual del mundo en el que no se expone nada, y que pervive en la red, realizando y trasladando sus actividades culturales desde esa plataforma, a todo el mundo», manifiestan los organizadores. 
El Museo de la Palabra es la principal herramienta o patrimonios que tiene la Fundación César Egido Serrano «para el logro de sus fines, una fundación privada sin ánimo de lucro, de carácter cultural, no confesional, y absolutamente independiente, que no solicita ni recibe subvenciones ni ayudas de ninguna Institución Pública o Privada. Se financia con sus propios recursos». 
«Situado en pleno corazón de la geografía cervantina -a algo más de una hora de Madrid-, cuenta con las infraestructuras adecuadas para el cumplimiento de sus fines. En el Museo de la Palabra nada se expone. La verdadera obra museística será aquella que se concrete como fruto de la comunicación de personas de diferentes culturas, ideas y creencias». 
«Pero lo más interesante es el lema que reza: «La palabra es el vínculo entre los pueblos y el lenguaje es la estructura que nos une y nos singulariza como seres humanos». 
«La palabra se transforma así en la principal herramienta de la cultura, del entendimiento y de la distensión. Mientras la palabra -el diálogo- sea la prioridad en las relaciones tendentes a superar los conflictos, la violencia será algo excepcional». 
La Fundación César Egido Serrano ha convocado el IV Concurso Internacional de Microrrelatos, bajo el lema: «Mandela: Palabra y Concordia». 
La dotación del premio —20.000 dólares al relato ganador— lo convierte en el premio mejor dotado por palabra del mundo, se concederán, así mismo, tres accésits de 2.000 dólares cada uno para los mejores relatos de cada una de las lenguas admitidas en el concurso, y que no hayan resultado ganadoras del premio absoluto. 
En la tercera edición participaron en el certamen 22.571 obras provenientes de 119 países. 
Además de la lengua española se podrán presentar los relatos en inglés árabe, y hebreo. 
La convocatoria se enmarca dentro de las actividades que la Fundación lleva a cabo para alcanzar sus objetivos. Uno de los objetivos de la Fundación es poner en valor la capacidad que la palabra tiene para unir a los pueblos. 
Si deseas participar ingresa a la web www.museodelapalabra.com

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