google.com, pub-3203112023288116, DIRECT, f08c47fec0942fa0

RINCÓN POLIGLOTA

Leer En Los Cavernicolas

domingo, 13 de julio de 2014

SE CIERRA EL CERCO

EL CASO DE MARIA PILAR HURTADO Y OTRAS NOVELAS COLOMBIANAS
Rafael E Yepes Blanquicett 
Todo parece indicar que el cerco de denuncias que rodea al señor ex presidente de la «Seguridad Democrática» y senador electo, Álvaro Uribe Vélez, se está cerrando, como lo afirmó el representante a la Cámara y senador electo para el período 2014-2018, Iván Cepeda Castro, hijo del asesinado militante de la Unión Patriótica y del Partido Comunista de Colombia, Manuel Cepeda Vargas.  
 Para empezar, el «asilo político» que el gobierno del ex presidente panameño, Ricardo Martinelli, le concedió a la ex directora del desaparecido DAS, María del Pilar Hurtado, ha llegado a su fin por cuenta de la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Panamá de declararlo inconstitucional y, como consecuencia de ello, está a punto de ser extraditada a Colombia por solicitud de la Fiscalía, entidad que la incluyó en la «Circular Roja» de Interpol para que sea localizada y capturada donde quiera que esté, con el aval de la Corte Suprema de Justicia de nuestro país.   
Hurtado está siendo juzgada por su presunta responsabilidad en las llamadas «chuzadas» que desde el DAS se realizaron contra opositores políticos, magistrados y periodistas, durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. La ex funcionaria es procesada por los delitos de concierto para delinquir agravado, abuso de función pública, violación ilícita de comunicaciones, peculado por apropiación y falsedad en documento público. 
 Ya antes, en 2012, el ex comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo, conocido como «el Doctor Ternura» por su excelente libro, «El Derecho a la Ternura», salió del país con rumbo desconocido por orden de su «jefe inmediato», AUV.
 
 
Se cree que «Mr. Ternura» esté en algún lugar de los Estados Unidos, pero, en realidad, nadie sabe a ciencia cierta dónde se encuentra.  
 Restrepo es juzgado por la falsa desmovilización —uno de los tantos falsos positivos— de la compañía «Cacica la Gaitana» de las  Farc, por lo que la Fiscalía le imputó cargos por su presunta responsabilidad en los delitos de peculado por apropiación a favor de terceros, concierto para delinquir, fraude procesal, y tráfico, porte y fabricación de armas de uso privativo de las Fuerzas Militares, en una diligencia donde también fueron imputados los coroneles retirados del Ejército Jaime Joaquín Ariza y Hugo Castellanos, y el desmovilizado de las Farc, Raúl Agudelo Medina, alias «Olivo Saldaña».   
 Y el 3 de julio de este año, la Corte Suprema de Justicia sentenció al exministro de Agricultura durante el gobierno de AUV, Andrés Felipe Arias, a una condena entre 7 y 33 años de prisión por el sonado caso de Agro Ingreso Seguro, declarándolo culpable por los delitos de celebración de contratos sin el lleno de los requisitos legales y peculado a favor de terceros.   
En 2011, la Procuraduría General de la Nación lo encontró culpable por irregularidades en la implementación de dicho programa, destituyéndolo e inhabilitándolo por 16 años para ejercer cargos públicos. 
Arias no asistió a la lectura del fallo por encontrarse de vacaciones fuera del país, según lo declaró su abogado, pero que estaría dispuesto a presentarse ante la justicia cuando fuese requerido por las autoridades. Sin embargo, en estos momentos el paradero de «Uribito» es incierto y se afirma que se encuentra escondido en algún lugar del territorio norteamericano, huyendo de la justicia colombiana, tal y como lo hicieron sus predecesores Restrepo y Hurtado.  
Por lo anterior, varios analistas políticos coinciden en afirmar que los tres prófugos de la justicia mencionados tienen la suficiente información que podría acabar de una vez por todas con la carrera política del creador de las «Convivir» paramilitares y del Centro Democrático, mandándolo de paso a pasar un bien tiempo tras las rejas.
 El debate se calentará aún más debido a la próxima «llegada triunfal» de Uribe al Senado de la República en donde sus opositores lo esperan para «comérselo vivo» o, por el contrario, él  se los «comerá vivos» a ellos. 
 

COTIDIANIDAD EN EL CARIBE

 LAS IGUANAS Y LOS GENERALES
Juan V Gutiérrez Magallanes
Doce y media del día y el parque de las Américas de Magangué brillaba no por el efecto del reflejo de los árboles, sino por la mustia forma que presentaba la epidermis de los almendros. 
La brillantez cuprosa era por el efecto del sol sobre la superficie de la tierra. El parque mostraba la tristeza del general Simón Bolívar, la amargura del general Francisco de Paula Santander y la desdicha del general José María Córdoba, sus rostros permanecían cetrinos en respuesta al polvo levantado y a la resequedad del suelo del parque de las Américas. 
Ya no se sabía por qué se le había puesto aquel nombre, las astas de las banderas estaban agonizando por el desamparo y orfandad en que fueron cayendo los flamantes símbolos de otras épocas. 
Estuvimos al borde del paroxismo cuando observamos en la mitad de un círculo ardiente, dos grandes iguanas que se abrazaban entre sí, con el único propósito de protegerse de los incandescentes rayos del sol, aquello era peor que un desierto, porque en la ciudad hay la esperanza de un oasis, pero en aquel parque sólo quedaban las hojas marchitas que en otra época fueron los pulmones de Magangué. 
Las iguanas volteaban los ojos suplicando a los generales. 
Ellos contemplaban la desesperación de las iguanas descendientes de los primeros reptiles que habitaron el Caño de Baracoa: éste ya no estaba. Pues había desaparecido para darle vida al parque de Las Américas que ahora también agonizaba por la sed, al pie de uno de los brazos del río Yuma o de la Magdalena, una de las arterias fluviales más grandes de Colombia. 
En procura de un camino corto para llegar a nuestro destino, entramos al parque de las Américas y nos enfrentamos a aquella situación desesperante de las iguanas. 
Uno de los escritores que iba en el grupo, lanzó un grito de desesperación, —hombre criado al pie del río y alimentado con peces que copulan con iguanas—hizo un recipiente con hojas de tabaco carmero, que guardaba celosamente para regarlas al último indio chimila de Talaigua Nueva, vertió agua en el improvisado recipiente y logró calmar la sed de las iguanas. 
En el momento en que los reptiles tomaban agua, los ojos del Bolívar se humedecieron, aquella acuosidad en la efigie era por la bienvenida que le habían hecho en Santa Marta. 
Las iguanas buscaron refugio debajo de la sombra de un viejo árbol carcomido por el comején. Una vieja bandera flameaba en el árbol en oposición al calcinante sol, en ella había un letrero desteñido que rezaba: «Este Parque, es vida y sirve para la recreación de los niños, cuídelo».

LECTURAS MODERNAS