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RINCÓN POLIGLOTA

Leer En Los Cavernicolas

lunes, 18 de mayo de 2015

La clave para una sana convivencia
LA AUTORREGULACIÓN DE LA CONDUCTA: PRINCIPIO RECTOR
Por Rafael E Yepes Blanquicett

En las sociedades democráticas liberales, el principio de la autorregulación de la conducta es la clave ideal para lograr una sana convivencia pacífica en todos los niveles de la colectividad. Por el contrario, en las sociedades totalitarias, de derecha o de izquierda, la clave es el control y la regulación de todas las actividades individuales y grupales por parte del Estado. Ejemplo de ello, lo encontramos en todos los países del mundo, desde la Antigüedad Clásica Grecorromana hasta nuestros días.   
La autorregulación, bien entendida y practicada, permite que el Estado invierta menos recursos en control y seguridad y mucho más en el desarrollo individual y colectivo de los asociados, sobre todo, en los servicios de salud, educación, empleo y vivienda, entre otros. El ideal de la teoría económica clásica es reducir el papel del Estado a su más mínima expresión, de manera que éste se convierta en una especie de «árbitro» de las relaciones sociales entre los individuos, guiados por el principio de la autorregulación de la conducta.  
Lo mismo se plantea en la teoría marxista revolucionaria, pero de manera más radical, instaurando primero la «dictadura del proletariado» en la etapa socialista, para, luego, al pasar a la fase comunista, disminuir gradualmente el poder del Estado hasta su extinción total, una vez desaparezcan las barreras sociales y económicas «heredadas» del capitalismo, autorregulándose los individuos sin la intervención del Estado protector.  
En ninguno de los dos casos, se ha cumplido a cabalidad este «principio rector», pues, por un lado, la mayoría de los Estados socialistas se han derrumbado estrepitosamente y, por el otro, los países capitalistas democráticos que más se han acercado al ideal de la autorregulación son los Estados de los países nórdicos de Europa, tales como Holanda, Suiza, Bélgica, Suecia, Noruega y Finlandia, de quien, éste último, el Gobierno Nacional pretende ahora copiar su modelo educativo.

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