EL PAIS QUE DESTRONÓ A LAS CHUZADAS MÁS FAMOSAS
Rafael E Yepes Blanquicett
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Álvaro Uribe, expresidente |
1.En 1974, el entonces presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, del Partido Republicano, se vio obligado a renunciar ante las presiones por el más famoso escándalo político del siglo XX en ese país, el «Escándalo Watergate», el cual consistió en una serie de interceptaciones telefónicas ilegales orquestadas desde la Casa Blanca, con el beneplácito del señor presidente, en contra del Partido Demócrata.
La certeza de una acusación de parte de la Cámara de Representantes y de una inminente condena por parte del Senado, destituyéndolo en forma inmediata de su mandato, lo hizo dimitir públicamente ante el pueblo norteamericano, a través de un mensaje televisivo, en una calurosa tarde de verano, el 8 de agosto de ese convulsionado año.
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Richard Nixon, Ex presidente |
2.Cuarenta años después, en 2014, la historia se repite en Gran Bretaña, debido al escándalo por las interceptaciones ilegales en contra del periódico británico «News of the World», auspiciadas por Andy Coulson, ex portavoz y mano derecha del primer ministro británico, David Cameron, lo que podría provocar su caída inmediata. Las disculpas del «premier» no parecen ser suficientes y tienen muy preocupado al Palacio de Buckingham, pues Cameron, a sabiendas de sus oscuros antecedentes —Coulson fue director del tabloide hasta 2007—lo invitó a formar parte de su gabinete, y, aunque éste renunció al gobierno en 2011, nadie cree en la «inocencia» del «gentleman», por lo que su permanencia al frente del gobierno británico está en veremos.
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David Cameron, P. Ministro |
3.Ocho años antes del «Coulsongate», y treinta y dos años después del «Watergate», entre 2006 y 2010, durante el segundo gobierno de Alvaro Uribe Vélez, estalló en nuestro país el sonado escándalo de las «chuzadas» del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), en contra de líderes de oposición, magistrados, periodistas y funcionarios del Estado, el cual fue calificado por la Corte Suprema de Justicia como «una empresa criminal dirigida desde la Casa de Nariño».
Cuando todas las evidencias apuntaban hacia la responsabilidad de su exdirectora, María del Pilar Hurtado, y de su jefe inmediato, el ex presidente y hoy senador electo, AUV, éste la asiló, o mejor, la escondió, en la vecina República de Panamá, con la complicidad de su homólogo de entonces, Ricardo Martinelli, para evitar que con su testimonio se hundieran los dos.
En los dos primeros casos, un solo escándalo fue suficiente para tumbar al gobernante de turno o poner en peligro su estabilidad, mientras que en el tercero, a pesar de las chuzadas y los demás escándalos (Falsos positivos, Agro Ingreso Seguro, «yidispolítica» y parapolítica), el señor expresidente de la «Seguridad Democrática» sigue incólume y a punto de convertirse en senador de la república por cuenta de sus fanáticos seguidores, quienes lo idolatran y a quien consideran como «el Mesías Salvador», el «ungido», el «único» capaz de redimir al país de sus desgracias seculares.
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