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RINCÓN POLIGLOTA

Leer En Los Cavernicolas

sábado, 8 de noviembre de 2014

UN "NO" EN CONTRA DE LA VIOLENCIA

"LA VOZ KIDS": LA APOLOGÍA A LA BUENA TELEVISIÓN
Por orlando Periñán Lombana

Después de un largo sometimiento a los televidentes colombianos, a observar «sólo violencia y más violencia»; debido a las frecuentes historias o novelas de narcotraficantes, basando siempre los argumentos en una constante, apología a las actuaciones de «siniestros personajes», que además de la violencia practicaban estafas, infidelidad, pornografía, traiciones, adulterios, mentiras y todo lo relacionado con resaltar los anti-valores éticos y morales, como fundamento básico de una anti sociedad; contrariando, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio o sea digno de admiración...ahora, gracias a Dios, hay un alto en el camino y llega a Caracol Televisión, como una bendición para los televidentes, «La Voz Kids», a las 8 p.m de lunes a viernes.  
Programa de sana recreación, competencia, amor y ternura donde a cada visitante le afloran los sentimientos más profundos para con sus semejantes.  
En mi caso personal, me divierto en un 100%, siempre me saca una lágrima, una risa, una emoción, una tensión y hasta momentos de tristeza, al compenetrarme con las lindas historias narradas por sus participantes, con esa inocencia y sinceridad, como sólo la expresan los niños.  
Realmente es desconcertante para quienes deseamos de todo corazón la paz y el progreso del país, el que se trasmita tanta «violencia televisiva», pues ello sólo consigue ser caldo de cultivo para que su práctica se extienda más por el territorio nacional.  
Este programa me hizo regresar al sofá de la sala, para disfrutar de las excelentes presentaciones de niños que poseen unos talentos y dones naturales, que serán en un futuro próximo nuestros representantes del canto en el mundo. 
A programas de esta índole es que deben apostarle los canales colombianos.

viernes, 17 de octubre de 2014

EN OCTUBRE DE 2014, UN NUEVO ENCUENTRO

LA GRAN NOVELA DEL CONTINENTE AMERICANO 
Por Juan V Gutiérrez Magallanes
Ya los caciques Carex y Canapote en estas tierras bordeantes del mar Caribe, habían escuchado de Rodrígo Triana: «¡Tierra!» «¡Tierra!».  
A través de generaciones premonitoriamente se conocía de hombres de otros mundos, y es así como se previó la llegada de Colón.  
En este 2014 se cumplen quinientos veintidós años de la llegada del gran Marinero genovés, lo que ha ocasionado gran audiencia en los descendientes de Carex y Canapote y la participación de los chornos y salta corrales de Benkos Biohó.  
En esta gran asamblea tienen cabida cartageneros de libre pensamiento, que puedan vislumbrar el engaño al que han sido sometidos con los siglos.  
Uno de los aspectos a tratar es la posición erecta que debe tomar la Aborigen, que está de hinojos al pie de Colón, en la estatua que se erige en la Plaza de la Aduana; el traslado de la estatua de don Pedro de Heredia, a un sitio alejado de esa Plaza, que en principio tuvo nombres alusivos a jueces y esclavos martillados por el desnarigado.  
Las proclamas de los descendientes tendrán poder de sentencias patriarcales y a la vez taladrante en el pensamiento de los cartageneros, para hacer un juicio racional de ese 12 de octubre de 1492, considerado como un vasallaje sobre los  residentes de Abya Yala, (nombre dado por los aborígenes Kunas al Continente antes de la llegada de Colón).  
Los cartageneros, después de este octubre de 2014, vislumbrarán con sabia razón el engaño de «los embaucadores», porque el señalamiento por los descendientes, en especial de Carex, servirá para mirarlos a los rostros, y a través de él, encontrar los lineamientos del «pensamiento perverso» de quienes llegan a los organismos encargados de marcar directrices en la organización de la ciudad.  
Ya no se volverán a inaugurar las obras que atropellan el Patrimonio de Cartagena, ni aceptar planes que jueguen con los dineros del pueblo.  
El 12 de octubre de 1492 Colón llegó por azar a América. Y encontró una naturaleza pródiga que lo dejó vislumbrado y un bio sistema que desde entonces el hombre ha desnaturalizado, por la ansiedad en la explotación de los minerales, en especial del oro, enfermando ríos y desertizando tierras.  

sábado, 11 de octubre de 2014

15 PREMIOS NOBELES DE LITERATURA TIENE FRANCIA

Patrick Modiano

 "Ha escrito muchos libros que se hacen eco mutuamente"

Por Gilberto García Mercado
El hombre no suele dar entrevistas. Quizás para que los duendecillos internos que se quieren desbordar no perturben el alma del escritor.  
«Hay que dominar los demonios internos», escuché decir a un intelectual.  
Y es que las cosas de la mente y el espíritu son indescifrables, misteriosas, es preferible fijarnos límites cuando nuestra sabiduría humana no puede explicar los derroteros de la mente.  
Cada cual tiene una manera muy particular de contemplar el mundo, de no rebasar las murallas porque se sabe que el permanecer de este lado nos da cierta estabilidad emocional. 
O quizás que el individuo debe tomar cierta distancia de los reporteros y los medios como una disciplina que no altere el trabajo en que el escritor se halla inmerso. 
Hay mucha tela para cortar, lo cierto fue que la Academia Sueca no pudo localizar a Patrick Modiano  para comunicarle la noticia, antes de anunciar al mundo que el autor de «Dora Bruder» y «En el café de la juventud perdida», había sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2014, dotado con ocho millones de coronas suecas, alrededor de un millón de euros, y que será entregado el próximo 10 de diciembre de manos del rey de Suecia, Carlos XVI Gustavo de Suecia.  
El japonés Haruki Murakami, el keniano Ngugi wa Thiong'o, la argelina Assia Djebar, la bielorrusa Svetlana Alexijevich y los estadounidenses Joyce Carol Oates, Philip Roth y Don DeLillo, quienes estaban entre los favoritos para llevarse el premio de 2014 tendrán que seguir esperando pues el galardón fue para el escritor francés Patrick Modiano.  
La Academia Sueca le otorga el Nobel de Literatura por el «arte de la memoria con la que ha evocado el más inasible de los destinos humanos y descubierto el mundo de la vida de la ocupación».  
«Se trata de alguien que ha escrito muchos libros que se hacen eco mutuamente (...) que son acerca de la memoria, la identidad y la aspiración», dijo Peter Englund, secretario permanente de la academia.  
Sus tres primeras novelas (El lugar de la estrella, 1968; La ronda de noche, 1969 y Los bulevares periféricos, 1972) conforman una especie de trilogía de la ocupación nazi en Francia.  
Modiano nació el 30 de julio de 1945 en la localidad de Boulogne-Billancourt, un suburbio de París, hijo de un empresario y una actriz. Durante su paso por un liceo parisino tuvo como profesor de geometría a Raymond Queneau, un escritor que jugó un papel clave en su desarrollo.  
Con Patrick Modiano ya son 15 los escritores franceses galardonados con el Premio Nóbel de Literatura.  
El presidente francés, François Hollande,  felicitó a Patrick Modiano por haber sido galardonado con el Nobel de Literatura en 2014 y ha asegurado que Francia se siente «orgullosa» del reconocimiento a uno de sus «mayores escritores». 
 
«Las obras de Modiano suelen centrarse en temas como la memoria, el olvido, la identidad y la culpa. La ciudad de París suele estar muy presente e incluso puede ser considerada como participante creativa de sus obras», resalta la Academia Sueca en su nota biográfica sobre el escritor.   
Además, algunas de sus historias tienen una base autobiográfica o se construyen sobre acontecimientos que ocurrieron durante la ocupación alemana de Francia.   
En ocasiones, Modiano utiliza material para sus obras de entrevistas, artículos de periódico o sus propias notas acumuladas durante años.  
Sus novelas muestran afinidad unas con otras y en algunos casos los temas personales se repiten. También su localidad natal y su historia sirven en ocasiones como nexo entre sus historias. 
Es autor, además, de una obra de carácter documental, con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo, Dora Bruder (1997), que se centra en la historia real de una chica de quince años de París que se convierte en una de las víctimas del Holocausto.   
Su última novela publicada es Pour que tu ne te perdes pas dans le quartier (2014).  
Modiano también ha escrito libros infantiles y guiones de cine. En concreto, junto al director Louis Malle, realizó Lacombe Lucien (1974), que narra la ocupación nazi de Francia.  
El escritor francés ya había sido galardonado con el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa (1972) y el Premio Goncourt (1978).  
Alice Munro fue el pasado año la escritora galardonada.  
Los anteriores ganadores del Premio Nobel de Literatura fueron Mo Yan (2012, China), Tomas Tranströmer (2011, Suecia), Mario Vargas Llosa (2010, Perú, España), Herta Müller (2009, Rumanía, Alemania), Jean-Marie Gustave Le Clézio (2008, Francia, Mauricio), y Doris Lessing (2007, Reino Unido).   
Patrick Modiano comienza a reinar de la mano del Nobel de Literatura de 2014, ¿veremos también muchas entrevistas en los medios? 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

LA PROTESTA DE LOS DEFENSORES DE ANIMALES

Y TODO COMENZÓ CON LA MATANZA DE DOCE GATOS EN SANTO DOMINGO...
Por Orlando Periñán Lombana 


Según las noticias, la última modalidad de convivencia ciudadana en Cartagena de Indias, es el maltrato a los animales. 
Primero fue el extranjero residente en el conjunto de Santo Domingo, quien en una noche de «traba maluca» envenenó a doce gatos refugiados desde hacía mucho tiempo, entre la Iglesia de Santo Domingo y el conjunto residencial del mismo nombre, los gatos hacían parte del cortejo con nombres de actrices, amigos y novios que dejó en el Carmen de Bolívar y San Jacinto, la figura emblemática, pequeña, frágil y tuerta, de Carmenza, más conocida como «Botellita»*. 
En la matanza perpetrada por el extranjero infame, cayeron los gatos «Pepe Anillo», «Churchill Temple», «Flor Alicia», «Luz del Campo», «Pambelé», «Pastrana» y otros más de los nuevos críos. 
Se tuvo conocimiento de«El Gatocidio» en un escueto y breve anuncio en la misa de las 11 a.m. en la Iglesia de Santo Domingo, cuando el sacerdote criticó los hechos, pero solo quedó en eso, en una crítica sin importancia pues la sentencia moral sólo fue expresada por los fieles de la misa de los lunes, en honor a El Cristo de la Santa Expiración. 
Un día en el centro ocurrió lo de burros y mulas, cuyos propietarios recargaron con escombros las carretas o zorras causando el desplome de los animales en el pavimento, vencidos por el sobrepeso, ante la mirada indiferente de ciudadanos y autoridades como si nada pasara, qué horror… 
Y lo que rebasó la copa: los dos caballos cocheros, maltratados por los conductores motivando a la Asociación Defensores de Animales, a programar marchas en calles y plazas, a ver si con las protestas las autoridades se «pellizcan» y adoptan medidas sobre el caso. 
Aparte sabemos que quienes propugnan por la defensa de los animales no sólo tratan de protegerlos sino de llamar a la cordura y al compromiso de «carácter bioético», que tiene todo individuo a la hora de mantener el equilibrio en la naturaleza. Es decir, que la reciprocidad entre el hombre y los gatos, perros y caballos es necesaria para el correcto desempeño del sujeto en su entorno. Y eso es lo que reclama la sociedad civil, que el maltrato a los animales debe considerarse delito, por una cuestión de principios y de sensibilidad humana. 
Otro caso interesante, es el de los circos pues violan diversos artículos de la Declaración Universal de los Derechos del Animal, proclamado en Londres el día 23 de Septiembre de 1977 y que posteriormente aprobara la ONU. 
Los artículos 2 y 3 de la Declaración establecen que «Todo animal tiene derecho al respeto, protección y a no ser sometido a tratos crueles». Y si agregamos el 10 que determina que «ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre» y subraya que toda «privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho» vemos que hay toda una normatividad pero que irónicamente en Cartagena no se cumple. 
Ademas, acompañan a la Declaración Universal, «el Tratado de Europa», que se expidió en Ámsterdam en 1997, con el cual se reconoció a los animales como «Seres capaces de sentir y sufrir». 
Por último: en el 2004 la Organización de Sanidad Animal, adoptó las cinco libertades o derechos inherentes al animal: 
*Ambiente apropiado 
*Dieta apropiada 
*Oportunidades para expresar comportamientos naturales. 
*Protección del miedo y los estados angustiosos. 
*Protección ante el dolor, daños o enfermedades. 
Pero, sucede que toda esta reglamentación legal no aplica en nuestra ciudad, aun siendo unas normas universales de estricto cumplimiento. 
¿Será que el verdadero animal es el individuo en sí? 
¿Dónde están las autoridades distritales? 
Pues detrás de los contratos, en busca de huesos qué roer…

en

viernes, 29 de agosto de 2014

JOAQUÍN POLO ANDRADE: ARMA UN MUNDO EN UN POEMA

Prólogo a La Luz de La Lámpara en la Tiranta
Por Joce G Daniels

Cuando Joaquín Polo Andrade me pidió el favor de que le escribiera una nota de presentación  para sus cuentos y poemas, tuve un raro presentimiento,  pues a pesar de que le había escuchado ciertas frases de corte poético y otras con una marcada orientación de prosa poética, no pensaba que detrás de ese amable y espontáneo caballero hubiera un prodigioso poeta que jugara con las imágenes y con la música de los versos y que además escribiera cuentos tan largos que para un lector mediano de pronto invitara a no leerlos. 
He ahí uno de los grandes problemas que enfrentamos quienes trajinamos entre los vericuetos de la palabra y por la senda de las musas, pues a veces andamos tan desprevenidos que no llegamos a comprender la valía de quienes nos rodean y sobre todo de quienes tienen innato el sentido el estro de la imaginación. 
Con el profesor Polo Andrade, a quien conozco desde hace muchos años y a quien he visto hablar mil y una vez, me he llevado una grata sorpresa, pues sus cuentos, a veces apocalípticos y otras veces tradicionales, revisten todos los elementos que son dables para la buena y amena literatura, lo mismo que sus poemas, llenos de música y de imágenes y por donde discurren las influencias de los simbolistas, pero sobre todo del gran Julio Flórez, no obstante; conserva su propio estilo, el estilo de quien conoce el oficio, de quien arma un mundo en un poema, de quien entrelaza las palabras y vierte lentamente frases sonoras que son agradables al oído, es como si fuéramos nosotros mismos quienes estuviésemos hablando con lo desconocido. 
Polo Andrade se ha salido con la suya, ha escrito dos cuentos impecables: «La Permisión» y «Willdo», en donde presenta dos argumentos totalmente diferentes, pero salidos ambos de la magia caribeña, de lo real maravilloso que todos los días nos atropella con sus enigmas. «Don Lesmes», «Petrona Regalada», «Gratiniana Antonia Arroyo», «Udosia Herrera», «Telmo Padilla», «Altajerjes Soto Arroyo», son otros muchos de los onomásticos que dan una idea de ese acervo literario que se esconde en cada uno de los renglones del cuento «La Permisión». 
Un cuento medio filosófico, el principio medio tradicional, medio costumbrista, que habla de un pueblo cuya vida transcurre en torno a la personalidad de un patriarca: Don Lesmes León Almanza, a quien, cuando andaba con Rafael Antonio Cárdenas y Altajerjes Soto Arroyo, la lluvia nunca los mojaba y tampoco el sol los sofocaba, además «convertían la sal en azúcar» y «hacían billetes de banco con hojas de totumo». 
Santa Rosa para esa época era un pueblo desconfiado, hasta el punto de que la gente se había acostumbrado siempre a ver «las mismas caras, el mismo sol, el mismo día, la misma noche y el mismo amanecer», era como si el tiempo se hubiera detenido en esa población cuya vida transcurría entre el chisme, las intrigas, las costumbres y todo cuanto puede acontecer en un pueblo del Caribe colombiano. 
En «Willdo», el otro largo cuento del libro, nos topamos con un escritor que depura y es cuidadoso con lo que escribe. 
Aquí también discurren los nombres cargados de un profundo sentido semántico «Célimo Cicerón Julio Juliao», «Doña Débora», «Dídimo», «Willdo Rafael Urueta Torres» que todo en la vida lo había aprendido por su agudísima observación, la buena memoria, la perseverancia y la acción empírica», en fin, una narración llena de frases grandilocuentes, campesinos filósofos, obreros que recitan de memoria párrafos de escritores famosos, personajes que le maman gallo a la vida, que se burlan de sus amigos, que «se hace el muerto» para resucitar veinticuatro horas después, todo eso es el elemento que circuye a lo largo de las páginas del cuento que tiene todos los ingredientes para ser una novela. 
«Willdo», el personaje, se convierte en epicentro de la vida de aquel pueblo caribeño, pero es famoso es por su perfecta fealdad, la que a veces comparan con los feos personajes de las películas que de tiempo en tiempo presentaban en la sala de cine de Augusto del Río.

El mundo del cuento parece sacado de la realidad, pues sus personajes, tales como Aristófanes de Arnedo, César Fayat, Luis Ricaurte Garrido, las dedicatorias, las canciones, las serenatas, Ilusión Castro Moscote, la desdichada que se mete a monja pero no logra superar las pasiones sentidas por Célimo Cicerón y se ve en la necesidad de desnudarse de sus hábitos, todo cuanto acontece no es sino producto de una realidad que se alimenta de la magia que deambula en cada rincón de nuestros pueblos. 
Joce G Daniels, Escritor
No obstante, Joaquín Polo Andrade, demuestra que conoce el oficio, muy a pesar de la urdimbre que teje y teje hasta formar una madeja inextricable, al fusionar nombres y más nombres de familias y de personajes, muchas veces ajenos a la propia realidad y a la ficción y donde rescata parte de la riqueza idiomática convertida hoy día en fósiles de nuestra propia literatura. El lenguaje sencillo y ameno, los diálogos y los pensamientos, todos se sumergen en un baño de intelectualidad y de filosofía. 
Es como si en el pueblo todos hubiesen leído a los grandes clásicos de las letras universales. 
Con respecto a «La Luz de la Lámpara en la Tiranta», nombre poético y llamativo que nos remonta a la vida de los ancestros, a medida que nos adentramos a ese cúmulo de versos y más versos, de imágenes y más imágenes, de música y más música, llenos de metáforas y de símiles, descubrimos un poeta en ciernes, vivo y moderno. 
El propio juego de ideas en las paradojas: 
«Te percibo más cerca
cuando estás ausente» 
O en las metáforas: 
«Mis lágrimas en tus senos
tu silueta fundida en su cristal»  
«¿Es que acaso tu aposento
ya no es lugar apropiado
para pensar en mi ausencia?» 
O este bello símil: 
«En la elocuencia de tu silencio
con claridad meridiana
está inmersa la respuesta»
      
O la propia epanadiplosis: 
«La noche que la noche me habló
porque era diáfana la noche» 
Colgado de las influencias de nuestros poetas simbolistas y modernistas. Polo Andrade conjuga sus versos de una manera viril, amena y sin la rimbombancia de otros poetas de nuestro tiempo. 
Es una poesía ilustrada en donde el poeta sabe qué busca y qué quiere expresar, no son versos sueltos y tirados a la vera del camino, son versos con un sentido social, comprometidos con nuestra realidad histórica, pero sin salirse del marco trazado para todo poeta: «Escribir cosas que deleiten el espíritu del hombre y eso es lo que ha hecho nuestro ilustre amigo: escribir cuentos y poesías que llegan al alma, al corazón y que tienen un profundo sentido social». 
Pienso que el profesor Polo Andrade, a quien he visto desde hace muchos años, es más poeta que cuentista, aunque sus cuentos se pueden leer en cualquier momento y a cualquier hora, los poemas son de una contextura perfecta, sin tripas y sin estopas que llevan inmersos el ritmo de las olas del mar Caribe, que llegan y se van lenta y paulatinamente, versos de música agradable, de frases sonoras y de medida perfecta. 
Con este libro creo que ha dado el primer paso para escalar a la cúspide de los poetas colombianos, de los poetas bolivarenses y sobre todo que se han apartado del facilismo que muchas veces invade a los poetas que transitan por la senda de la nueva y moderna poesía. 
En Polo, gracias a Dios y a Erato, no se ha dado este caso: dos cuentos largos, pero no cansones y muchos poemas llenos de delicada musicalidad que a medida en que nos adentramos a esa fantasía pródiga en imágenes nos vamos compenetrando con el autor. He aquí pues un nuevo escritor que entra a formar parte de la pléyade de escritores colombianos. 
Quieran las musas y el numen de su creatividad que algún día lo encontremos en algún lugar del inalcanzable Parnaso de Escritores Colombianos.

San Sebastián de Calamarí, 23 de diciembre de 1997.

lunes, 25 de agosto de 2014

LA RELACIÓN ENTRE DOS DISCIPLINAS

LITERATURA Y DERECHO: ¿ALGO EN COMÚN?
«La poesía -como la vida, como el amor- quisiera la gracia, no la ley; ella narra la existencia en lugar de juzgarla, como en la sentencia evangélica: Nolite judicare (Es reprochable juzgar con precipitación)»                                                                                                                                                                          CLAUDIO MAGRIS.

                                                Por Rafael E Yepes Blanquicett 
Aparentemente, la Literatura y el Derecho no tendrían nada en común por tratarse de disciplinas que abordan la realidad desde puntos de vista diferentes. Mientras que para la Literatura la ficción es la  «verdadera» realidad, la «única realidad», para el Derecho la «verdadera» realidad, «la única», es la realidad jurídica, es decir, la que queda registrada en los expedientes judiciales y que en numerosas ocasiones difiere totalmente de los hechos que la originaron.  
Sin embargo, en el trasfondo del asunto, la Literatura y el Derecho se relacionan mucho más de lo que nos parece.  
Si nos fijamos, por ejemplo, en la redacción de un escrito judicial, llámese demanda, denuncia, querella, sentencia, auto o fallo, encontramos que se utilizan algunas figuras literarias como la metáfora, la parábola y la paráfrasis, con el propósito de darle un sentido más claro o amplio, «latu sensu», o simplemente para adornarlo y que no luzca tan árido.  
Es muy común entre los operadores judiciales el uso de estas figuras retóricas, sobre todo, en la Jurisprudencia de las Altas Cortes y de los tribunales municipales, distritales y departamentales.  
De la misma manera, en la Literatura, como tal, abundan ejemplos de novelas, cuentos, tragedias, poemas y ensayos que tratan de temas jurídicos o de derecho. Uno de los ejemplos más precisos del entrelazamiento de la Literatura con el Derecho, es ese extraordinario relato de Franz Kafka denominado «El proceso», en donde el protagonista, llevado por la insolente pretensión de no querer terminar «enlodado por el fango de la vida» y por la avidez de alcanzar «la perfecta inocencia y pureza», se queda condenado para siempre ante las puertas de la Ley, «a defenderse hasta el final», víctima de su obsesión por la defensa legal.  
En «Antígona», a la inicua ley del Estado, que es una ley positiva, codificada, creada y promulgada por Creonte, Antígona le contrapone «las leyes no escritas de los dioses», que no están codificadas por ser consuetudinarias, esto es, avaladas por la costumbre, y que son transmitidas por la pietas (devoción, virtud o piedad filial) y por la auctoritas (autoridad) de la tradición, convirtiéndose en las depositarias de lo Universal, de la Ley natural, que está muy por encima de la Ley positiva.   
Claudio Magris*, en su texto Literatura y Derecho ante la Ley**, sostiene que «La obra maestra de Sófocles es una trágica expresión del conflicto entre lo humano y la ley, que también es un conflicto entre el Derecho y la Ley", y uno de los más claros ejemplos de la estrecha relación existente entre la Literatura y el Derecho, agregamos nosotros. 
Otras «fuentes» de la conexión entre la Literatura y el Derecho son los libros sagrados de las religiones organizadas de la antigüedad y de nuestra época, tales como el Código de Manu, el Código de Hamurabi, la Ley Mosaica, el Corán y la Biblia de los cristianos y judíos.  
En el Antiguo Testamento de la Biblia, por ejemplo, aparecen los «Diez Mandamientos de la Ley de Dios» atribuidos a Moisés, que fueron el código civil, religioso y político de la cultura occidental católica durante muchos siglos, todavía hoy vigente en muchas legislaciones civiles del mundo.  
Otro tanto se puede decir del Corán entre los árabes, para quienes la ley Dios -Alá, para ellos- revelada por su profeta Mahoma, constituye el código civil, religioso y político por el que se deben seguir todos sus fieles.  
Grandes obras de la Literatura Árabe así lo demuestran, siendo el caso de «Las mil y una noches», en la que se destaca la historia de Aladino y su lámpara maravillosa que simboliza la eterna lucha entre el bien y el mal, la ley y su contraparte, la no-ley, a través del poder, la fuerza y la traición.  
Finalizamos citando nuevamente a Magris: «La poesía -como la vida, como el amor- quisiera la gracia, no la ley; ella narra la existencia en lugar de juzgarla, como en la sentencia evangélica: Nolite judicare (Es reprochable juzgar con precipitación). En realidad, el arte juzga, pero reduce el juicio en la narración, sin condenar ni emitir veredictos, sino mostrando concretamente lo que significan, abatidos y fusionados en lo vivido, el bien y el mal". 
BIBLIOGRaFIA:  
MAGRIS, Claudio, Literatura y derecho ante la ley, con prólogo de Fernando Savater, Sexto Piso, Madrid, 2008.  
*Claudio Magris, narrador, ensayista y traductor, es una de las figuras más sobresalientes de la literatura italiana actual. Es autor de una vasta y diversa obra, entre las que se destacan sus novelas Danubio, Otro mar y Microcosmos y sus libros de ensayos El anillo de y Utopía y desencanto. El texto Literatura y Derecho ante la Ley.  
**Literatura y Derecho ante la Ley, es una conferencia magistral del mismo nombre, dictada en la Universidad Complutense de Madrid, en enero de 2006, publicada en el periódico español ABC y en el periódico italiano Corriere della Sera. (N. del A.)
        

EL MUSEO DE LA PALABRA

20 MIL DÓLARES AL MEJOR MICRORRELATO: ESPAÑA A LA VANGUARDIA DE LA LITERATURA
 Por Gilberto García Mercado
No hay duda de que los españoles marchan a la vangua
El museo de la Palabra, cerca a Madrid
rdia en todo lo que tenga que ver con la literatura. Si se aventura en la red, el cibernauta encontrará que cada Municipalidad o ayuntamiento goza de uno que otro concurso de novela, cuento, poesía o ensayo. De lo que uno deduce que los españoles leen y se preocupan por cultivar los géneros de la Literatura arriba mencionados.
 
Con la crisis en su economía, estos premios se han vuelto pocos atractivos en cuanto a la dotación económica. Las organizaciones públicas o privadas, las fundaciones sin ánimo de lucro han recortado los rublos a los concursos aclarando que lo hacen sólo para no desaparecer que sería ya un mal mayor. 
Y continúan a cuenta gotas el sendero de la cultura. 
Admirable que desde hace cuatro o cinco años se hayan inventado el Premio Internacional de Microrrelatos Museo de la Palabra que apoya y fomenta el diálogo entre las distintas culturas, ideas, religiones y sensibilidades. 
«El resultado y la existencia de este diálogo son en sí una pieza museística, y lo configuran como un lugar de encuentro, el único museo virtual del mundo en el que no se expone nada, y que pervive en la red, realizando y trasladando sus actividades culturales desde esa plataforma, a todo el mundo», manifiestan los organizadores. 
El Museo de la Palabra es la principal herramienta o patrimonios que tiene la Fundación César Egido Serrano «para el logro de sus fines, una fundación privada sin ánimo de lucro, de carácter cultural, no confesional, y absolutamente independiente, que no solicita ni recibe subvenciones ni ayudas de ninguna Institución Pública o Privada. Se financia con sus propios recursos». 
«Situado en pleno corazón de la geografía cervantina -a algo más de una hora de Madrid-, cuenta con las infraestructuras adecuadas para el cumplimiento de sus fines. En el Museo de la Palabra nada se expone. La verdadera obra museística será aquella que se concrete como fruto de la comunicación de personas de diferentes culturas, ideas y creencias». 
«Pero lo más interesante es el lema que reza: «La palabra es el vínculo entre los pueblos y el lenguaje es la estructura que nos une y nos singulariza como seres humanos». 
«La palabra se transforma así en la principal herramienta de la cultura, del entendimiento y de la distensión. Mientras la palabra -el diálogo- sea la prioridad en las relaciones tendentes a superar los conflictos, la violencia será algo excepcional». 
La Fundación César Egido Serrano ha convocado el IV Concurso Internacional de Microrrelatos, bajo el lema: «Mandela: Palabra y Concordia». 
La dotación del premio —20.000 dólares al relato ganador— lo convierte en el premio mejor dotado por palabra del mundo, se concederán, así mismo, tres accésits de 2.000 dólares cada uno para los mejores relatos de cada una de las lenguas admitidas en el concurso, y que no hayan resultado ganadoras del premio absoluto. 
En la tercera edición participaron en el certamen 22.571 obras provenientes de 119 países. 
Además de la lengua española se podrán presentar los relatos en inglés árabe, y hebreo. 
La convocatoria se enmarca dentro de las actividades que la Fundación lleva a cabo para alcanzar sus objetivos. Uno de los objetivos de la Fundación es poner en valor la capacidad que la palabra tiene para unir a los pueblos. 
Si deseas participar ingresa a la web www.museodelapalabra.com

sábado, 23 de agosto de 2014

DEL FUTBOL Y OTRAS FINANZAS

JAMES, EN ESQUINAS Y PRETILES...

                                 «El fútbol, fuente de emociones populares, genera fama y poder»
                                                                                                     Eduardo Galeano.
Por Juan V Gutiérrez Magallanes

James Rodriguez, futbolista colombiano destacado en Brasil
Una semana después de finalizado el Campeonato Mundial de Fútbol Brasil 2014, los residentes del barrio «Olascoaga», especialmente los niños, jóvenes y adultos, se congregaban en la esquina de la casa de la Tomasona, para comentar las «jugadas y posibles records establecidos por los jugadores».

Pero toda conversación giraba en torno a la revelación del goleador del mundial: el colombiano James Rodríguez. Entre los personajes asiduos al encuentro de la esquina, estaba un muchacho que estudia derecho en la Universidad San Gabriel, siempre haciendo citaciones de un librito protegido bajo las axilas, escrito por Eduardo Galeano: «el fútbol, hermoso espectáculo, esta fiesta de los ojos, es también un cochino negocio. No hay droga que mueva fortunas más inmensas en los cuatro puntos cardinales del mundo. Un buen jugador es una muy valiosa mercancía, que se cotiza y se compra y se vende y se presta, según la Ley del Mercado y la voluntad de los mercaderes».

Los contertulios, luego de permanecer expectantes, saltan con gestos de desacuerdo y alegremente exclaman: «¡Ochenta millones de euros! ¿Cuándo los vas a ver tú en tu vida?...¡Nunca! Nada más por eso mi hijo, se llamará «James», y de vaina no le añado el Rodríguez».

Desmembraban y desvestían a James, para «cotizarlo» con las mejores marcas de vestidos, electrodomésticos y automóviles.

Se perdían en la infinitud de las ganancias. El joven del librito argumentaba sobre la deshumanización de los empresarios y volvía a leerles: «El fútbol sudamericano es una industria de exportación que produce para otros. Nuestra región cumple funciones de sirvienta del mercado internacional. En el fútbol, como en todo lo demás, nuestros países han perdido el derecho de desarrollarse hacia adentro»

—Tú podrás decir lo que quieras—decía un interlocutor— Pero no podrás opacar la grandeza de James.

—Oye, no estoy en contra, lo que te quiero decir—manifestaba el joven del librito—es que el triunfo de James no puede obnubilarnos frente a la corrupción.

Nada, era imposible despertar a los residentes del barrio «Olascoaga», estaban embebidos en el fútbol, se habían olvidado de Nairo Quintana, de Rentería, de Teherán, de Catherine Ibargüen, de Cecilia Baena.

Estaban navegando en un «piélago jamesino», no por el buen fútbol que jugaba sino por los «euros» que ganaría.

Uno de los asistentes, decía, que siendo él, James, cubriría el interior de su casa con billetes de cincuenta mil pesos convirtiéndola en una caja fuerte, donde para entrar habría que manejar una combinación. Y así fueron plasmando sueños con el dinero de James y de la forma como, de serlo, variarían en sus costumbres.

De la pequeña asamblea, se formó un comité, que debería elaborar los estatutos para crear el Club de James. Todo aquello daba para creer que estos parroquianos estaban enfermándose con la futbolmanía alrededor de James. En el barrio fueron apareciendo: Calles que se disputaban el nombre de James, platos típicos con el nombre de James, tiendas con ese nombre, buses, hospedajes y varios cantantes de champeta, grabaron canciones en homenaje a James, e incluso, llegaron a ganarle en sintonía al Serrucho, pues los niños bailaban la champeta dedicada a James.

Todo esto daba pie para afianzarse en lo expresado por Eduardo Galeano: «En estos tiempos de tanta duda, uno sigue creyendo que la tierra es redonda por lo mucho que se parece al balón que gira, mágicamente, sobre el césped de los estadios».

De aquí en adelante, los hijos nuestros que nazcan a partir de esta fecha, llevarán por nombre «James Rodríguez», sin importar que se dé motivos a los posibles «fouls» en la paternidad de los pequeños James.
Publicado por Gilberto Garcia Mercado en 14:35 No hay comentarios:

martes, 19 de agosto de 2014

LA CULTURA EN COLOMBIA PIDE CLEMENCIA

EL LIBRO IMPRESO CRUZA EL NIÁGARA EN BICICLETA

Por Orlando Periñán Lombana 
Según el análisis del Foro en el Xll Parlamento Nacional de Escritores, realizado recientemente en Cartagena, el periodista magdalenense Gilberto García Mercado, en el cubrimiento del evento por este medio plasma varias opiniones, sinceras y objetivas, de panelistas como Alma Rosa Terán, poeta del departamento de Sucre, de Álvaro Maestre del Cesar y del poeta cartagenero Gonzalo Alvarino, donde ponen el grito en el cielo, por el mal trato del Gobierno Nacional, Departamental y Distrital, negando el apoyo a la Cultura en todas sus manifestaciones. 
Yo les digo a los ilustres escritores antes mencionados, que una vez le insinuaron y más tarde propusieron a Winston Churchill, durante la ll Guerra Mundial, que le quitara el Presupuesto asignado a la Cultura con el fin de utilizarlo para el sostenimiento de la guerra y él sabiamente respondió: «Señores, ¿entonces para qué luchar?», y continuó, «No olviden que en esta guerra no sólo está en juego la dignidad, la libertad, la soberanía, sino también la estabilidad de nuestra Cultura en general».
Ahora hagan el ejercicio de comparar lo dicho por Winston, con el comportamiento de nuestros gobernantes… 
No obstante el análisis hecho en el Parlamento, y que deja mal parado a quienes deciden sobre la Cultura en Colombia, hay que seguir fomentándola, eliminando a los reconocidos «depredadores» de las pocas partidas asignadas al raquítico Presupuesto, defendiendo el uso de esos dineros en aras de la divulgación, para poder sacarla de la crisis en que está sumida. 
Nuestros dirigentes actúan en forma contraria a Winston Churchill, siempre tratan que el ridículo Presupuesto vaya disminuyendo hasta que llegue algún día a desaparecer. 
Por eso me uno al clamor de los escritores del Parlamento, al cual estoy seguro se unirán los ciudadanos que sienten a la cultura amenazada, en la «sala de cuidados intensivos», como consecuencia de la desidia de nuestros gobernantes. 
Paralelo a ello, el libro y la lectura están en alto riesgo, consecuencias de ello es el desempleo rampante, que afecta la capacidad de compra del lector. 
Se observa una gran competencia entre las editoriales tradicionales contra las empresas globales que se han posesionado en el mercado de los libros virtuales… 
Todas estas variables reducen la producción académica y científica, empobreciendo a los habituales lectores, no sólo en nuestra nación sino en el mundo. 
De las librerías virtuales, se sabe de ante mano, que es privada, ellas abren sus mercados basados en grandes despliegues publicitarios en busca de lucrarse. En cambio, cuando el Gobierno gira los recursos, estos están dirigidos a las asociaciones, fundaciones y demás que promueven el fomento, divulgación y promoción de la lectura, con el objetivo primordial de conseguir lectores. 
En los últimos tiempos el sector del libro impreso cruza el Niágara en bicicleta. Los libros cada día escriben en capítulos cortos su propio epitafio. Lo que se está viviendo ha retrasado el trabajo de años en en los planteles educativos, y por el lado de los llamados «gestores culturales», cuando lo intentan por voluntad propia, corren el riesgo de fracasar, hasta en algunos casos deterioran su integridad física, con la aparición de alguna enfermedad terminal. 
A pesar de estos datos sombríos, y nadando contra la corriente tenemos una Asociación de Escritores dirigida por Joce Daniels, quien todos los años hace su Parlamento, aunque después lo anden buscando para que cancele «las culebras» que el buen hombre se echa encima. 
Sin embargo, no podemos permitir que sean «estos escritores sacrificados» quienes asuman la responsabilidad del Gobierno. 
Ojala este artículo no lo lea mi empleada del servicio, mi pobre y querida Clemencia…

lunes, 18 de agosto de 2014

ROBIN WILLIAMS: ENTRE EL DRAMA Y LA COMEDIA

LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS 
«Vivid el momento. Coged las rosas mientras aún tengan color pues pronto se marchitarán. La medicina, la ingeniería, la arquitectura son trabajos que sirven para dignificar la vida pero es la poesía, los sentimientos, lo que nos mantiene vivos".
CARPE DIEM
Por Rafael E Yepes Blanquicett 

A Robin Williams siempre lo recordaré por su película más emblemática, la mejor de todas: «La sociedad de los poetas muertos». En este filme, ambientado en 1959, Robin interpreta a John Keating, un maestro de Literatura de la Academia Welton, el más prestigioso colegio privado del condado de Vermont, Virginia, Estados Unidos, donde Keating también hizo sus estudios secundarios. 
La Academia se caracterizaba por ser una institución muy exigente, tradicionalista y conservadora, cuya educación se basaba en cuatro principios: excelencia, tradición, honor y disciplina, y en donde, además, la separación entre estudiantes y docentes era mucho más acentuada que en otras. 
Keating encarnaba la antítesis del maestro tradicional, cumpliendo el papel de un docente que visualizaba la enseñanza de la Literatura de una forma diferente, rebelde, casi que revolucionaria, ya que promovía una interpretación de la Literatura, en especial de la poesía, totalmente contraria a la de los críticos literarios de la época, fundamentándose en principios como la libertad de interpretación, la exclusión del miedo y la creación sin ataduras ni reglas preestablecidas por los «doctos» de la Literatura. 
Siendo estudiante de la Academia, conformó, junto con otros compañeros que tenían sus mismos ideales de libertad, «La Sociedad de los Poetas Muertos», una especie de centro literario clandestino, ubicado en una cueva cercana a la institución, bien camuflada entre los matorrales del sector. Cuatro estudiantes de Keating descubrieron el lugar, reactivando las actividades como ocurrió en la época del distinguido profesor, volviéndose incondicionalmente leales a su maestro. 
La película empieza cuando los estudiantes esperaban al nuevo profesor de Literatura el primer día de clases. Al llegar, éste pidió que salieran del salón y en el pasillo señaló un poema que Walt Whitman dedicó al Presidente Abraham Lincoln: «Oh! Captain, my Captain» (¡Oh! capitán, mi capitán). De repente, mostró una orla de la primera generación de estudiantes, diciéndoles que ellos no entendieron el concepto del carpe diem y, que ahora, desde el más allá, piden a los nuevos estudiantes que no pierdan lo que no podrán volver a recuperar: el tiempo. 
Ya en el aula de clases, el profesor solicita que observen el gráfico de coordenadas que la introducción del libro utiliza para definir la poesía, que él lo califica como «basura» y, que arranquen esa página, pues su concepción de poesía es que no tiene estructura, ni normas. «Sólo crean y piensen en algo, denle el énfasis que necesitan y rompan esquemas», decía a sus muchachos, siguiendo los postulados de la libertad de creación. 
A partir de allí, las clases se convierten en un descubrimiento para los jóvenes adolescentes que miraban maravillados a su profesor de Literatura por haberles devuelto «la luz de la sabiduría». Es tal su fascinación y el gusto por la libertad, que le declaran la guerra a los cuatro principios del colegio, reemplazándolos por travesura, horror, decadencia y pereza, para vivir el carpe diem. 
Sin embargo, una pequeña infidencia de un estudiante a sus padres, que no veían con buenos ojos las actividades del profesor, revelándo lo que hacían en secreto en la cueva, permitió que los directivos se enteraran de la existencia de «La Sociedad», originándose un conflicto entre el maestro y la dirección de la Academia. 
El suicidio de dicho estudiante porque su padre no lo felicitó por haber participado en la obra dramática Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, le fue atribuido a su incomprensible progenitor, quien se defendió acusando al «revoltoso» profesor de Literatura, provocando la expulsión de Keating. 
Al pasar delante del pupitre vacío del difunto compañero, Todd, uno de los cuatro societarios, se levanta y manifiesta que los obligaron a firmar. Justo antes de que el profesor saliera, los jóvenes, uno a uno, comienzan a subirse sobre sus escritorios diciendo: «¡Oh! capitán, mi capitán». El incomprendido y acongojado profesor solo responde con un emocionado «gracias muchachos, gracias», en medio de los aplausos. 
Además de esta excelente película, Williams protagonizó también muchas otras entre el drama y la comedia, destacándose El hombre bicentenario, Jumanji, el Doctor de la risa, Patch Adams y la inolvidable serie de televisión que lo catapultó a la fama a finales de los años 70 y principios de los 80: Mork y Mindy.Paz en su tumba.



domingo, 3 de agosto de 2014

EL HOMBRE, FÚTBOL Y LITERATURA


 MARIO CHORAÓ Y EL MARACANAZO
Por Juan V Gutiérrez Magallanes
Camina con pasos contados, es un hombre de una talla casi igual a la del «Negro Mama» de Marialabaja, una estatura de un metro con ochenta y cinco, un poco barbado y cabellos holotrico, que deja en pequeñas trenzas para incomodar a las señoras que ofrecen sus ungüentos de coco en las Playas de Marbella. 
Poco habla con los colindantes, pero siempre está atento a brindar su amabilidad, cuando algunos vecinos tocan a la puerta del pequeño apartamento de la esquina formando las calles de Rosada con San Celeste, allí vive desde hace diez años. 
A pesar de sus setenta años, muestra un cuerpo libre de panículos adiposos, más bien se mantiene magro, donde se aprecian las huellas de un hombre que ha sabido orientar su fisiología muscular. 
La vida le ha enseñado a ser comedido y a esperar las buenas oportunidades. 
Porque ha sido golpeado por fracasos amorosos que lo han llevado a refugiarse en las canciones de sus cantantes preferidos: Roberto Carlos, Don Octavio Henrique de los Boleros, Nelson Ned, Miltinho y Aldemar. 
Llegó a Cartagena como tripulante de un barco extranjero, de bandera brasileña, aquí en este puerto, Mario Choraó, por los amores de una mulata, se ancló con el pensamiento de la eternidad en no volver a su tierra, idea que no era igual a la de su compañera, quien siempre tenía en mente mirar la estatua de la Libertad desde un fregadero de platos de los Estados Unidos. 
En la primera ocasión amarró sus deseos a las aventuras de un marinero de una flota norteamericana y enrumbó su suerte hacia la travesía y vaivenes de aquel hombre de mar. Mario quedó solo y simplificó su existencia a esta esquina, donde ahora los toquecitos de la mano de Rosa sobre la puerta, calman la nostalgia y el desconsuelo del hombre. 
Los vecinos más cercanos y quienes transitaban por el frente, escuchaban la música, aquellos sones dejaban la sensación entre samba, bossa nova, boleros y jazz, pero de todos aquellos ritmos musicales, parecía que había uno en que se recreaba con mayor intensidad: la samba, a la cual dejaba sonar por más tiempo y con un volumen alto. 
Algunas personas y en especial los muchachos de la cuadra que se reunían en la esquina y planeaban los partidos de «tapita» y fútbol callejero, lo identificaban como «Mario el brasilero», lo que no le incomodaba, pues tenía un miramiento de comprensión con los muchachos del barrio, dentro de los límites del respeto hacia los jóvenes. 
Todo aquello parecía tener relación con su adolescencia, él había sido criado en una favela, donde la bola corría con la libertad del viento y el sigilo de unos pies descalzos. 
Para la proximidad del Mundial de Fútbol, en Brasil, los muchachos de la cuadra le notaron cambios en su vestimenta y en la forma de tratar, sonreía con una esperanza albergada desde tiempos inmemoriales, alternaba las camisetas con imagenes de diferentes jugadores legendarios del Brasil: Pelé, Garrincha, Zico, Falcao el brasilero, Ronaldo, Rivaldo Romario.  
Había mandado a pintar en la puerta del apartamento una copa gigante de la Jule Rimet y debajo se podía observar la figura de Obdulio Varela, el uruguayo autor de uno de los goles que originó «El Maracanazo». 
Se inició el partido contra Alemania para definir al Campeón. La calle del barrio estaba sola, se podía ver el asomo de una mesa, el altar de fritos caracterizándose por tener las mejores empanadas de huevo, ante la mesa no había compradores, pero las manos de la señora Micaela no dejaban de manipular la masa. Era una percusión armoniosa que dejaba el disco de maíz en el ardiente aceite. 
El señor de la tienda de la esquina había contratado cien empanadas de huevo para la degustación de los espectadores del partido, la terraza de la tienda estaba convertida en la gradería del estadio, allí se fraguaría «el holocausto». 
Estaban en uno de los grandes oficiatorios del fútbol brasilero: el estadio Mineirao. Así como las voces de los locutores brasileros se quedaban en el grito del silencio con los nombres de Muller, Kroos, Kherira y Schurrle, simultáneamente el rostro de Mario se contraía en una mueca de soledad y tristeza, hasta dejar rodar gruesas lágrimas de amargura y resentimiento, que se acentuaban cuando nombraba a sus viejos héroes del fútbol brasilero: Pelé, Vavá, Didí y Zagalo. Se lamentó en la frase cortada por el llanto: 
—Pelé, mi Pelé, él, tesoro nacional. 
Aquella mascarada de Mario Chorao, era deprimente, se arrancaba la camiseta y se enjugaba las lágrimas, era desgarrador escuchar el llanto del brasilero, en medio de su tristeza y compunción: 
—Hoy lloro más que cuando murió mi madre—clamaba al cielo. 
Nos fuimos y dejamos a Mario con la aflicción de su vida. La puerta de su apartamento no se volvió a abrir por espacio de varios meses. La señora Micaela, todo se lo daba a través de la ventana. La música no volvió y sólo quedó resonando en los tímpanos de sus oídos los goles de los alemanes, después supimos que se fue con María, la zamba de la esquina, estriptisera del último circo que llegó al barrio 20 de Julio














martes, 22 de julio de 2014

NOVEDAD EDITORIAL

EDITORIAL UNITED PC de ESPAÑA publica la novela «TODAS LAS FLORES SON POCAS PARA    SANDRA» del escritor colombiano, GILBERTO GARCÍA MERCADO.
Oriundo de Fundación,  (5 de febrero de 1965) Gilberto García viene realizando una labor silenciosa que ya comienza a dar sus primeros frutos. Con un estilo muy particular el escritor del magdalena escribe cuentos y crónicas y ahora hace su debut como novelista con TODAS LAS FLORES SON POCAS PARA SANDRA. Algunos de sus cuentos se encuentran desperdigados en los blogs La Calvaria literatura: 

http://lacalvarialiteratura.blogspot.com y El Clan de los Alucinados http://alucinadosdelclan.blogspot.com    de los cuales es su director.

El editor la ha reseñado así:

«El amor no existe», es lo que se enseña en Colegios y Universidades. Un asesinato brutal pero paradójicamente untado de sacrificio y revelado a través de las crónicas de un redactor de judiciales, arrebata la máscara a una Humanidad insensible que ha perdido el norte.

Las confesiones de Rodrigo Barnés, «El Asesino del Amor», retrata el estado de una sociedad enferma, cuya principal salvación o «exorcismo» será el asesinato de Sandra para que la Humanidad en su degradación no avance hacia el precipicio.

A partir de ahí, el hombre volverá a enviarle flores a una mujer. Una singular historia para una generación demasiado particular. 

Adquiera su ejemplar ebook en: www.amazon.com/ o la novela impresa en  http://es.united-pc.eu/    

domingo, 20 de julio de 2014

DE LA DRAMATURGIA PANAMEÑA


EL ELEMENTO EXISTENCIALISTA EN LOS PERSONAJES DE BABOT 
Por: María Antonia Guerra Vergara
I. CULPABILIDAD Y CASTIGO
Jarl Ricardo Babot, Dramaturgo panameño
El ser humano vive en constante lucha consigo mismo. El vencerse a sí mismo es un problema existencial. La persona neurótica trata de evitar la ansiedad abandonándose a la libertad irresponsablemente o, viceversa: controlando obsesivamente cada acción; pero ninguno de los dos procedimientos dan resolución. La persona sana es la que elige entre los dos extremos.

Adentrándonos en el universo dramático de Jarl Ricardo Babot, el personaje por el miedo a vivir, a menudo, permanece virgen, inviolado, en el sentido de que no se enfrenta al mundo para aprender a vivir con el dolor, la desolación, la alegría, la esperanza, el optimismo; ya, previamente, el hombre, nace sabiendo que está estigmatizado, que trae una culpa recóndita y su actitud de antemano es derrotista.

A lo anterior se suma el hecho de que, los personajes nacen vulnerables, es decir extremadamente sensibles y no resisten el dolor humano, no entienden la absurdidad de la vida, lo inútil de lo trágico. Babot no encuentra explicación al dolor humano (lo expresó en conversaciones informales).

Por otro lado, el drama Babotiano tiene elementos del absurdo, del existencialismo, del simbolismo.

Si convenimos que en el existencialismo se ha preferido un nuevo drama deslindado del realismo tradicional, cuyos personajes son derrotados, náufragos, que subsisten sin permearse con los demás, en fin.... ; entonces en el caso del teatro de Babot, quien cuenta historias desoladoras, con personajes infelices y derrotistas que, desde que tienen conciencia de haber nacido y vislumbran el mundo y la desolación externa, interpretan que esa realidad de nacer y de vivir es un castigo: personajes enjaulados, encerrados en sí mismos y en quienes nadie entra y que tampoco ellos pueden salir de ese mundo; personajes que eligen o siguen conductas relacionadas con el encierro físico, mental y espiritual y no se preocupan por el intercambio con los demás: estaríamos hablando de un teatro con elementos existencialistas.

Estos personajes aparentemente no se entregan al dolor con estoicismo sino que prefieren no enfrentar la vida y toman, muchas veces, los modelos de comportamiento de los familiares que les anteceden.

Es evidente su miedo a vivir, su desolación ante la imposibilidad del amor. Sin amor no hay sincronía sana con el mundo; la conciencia se despierta ante el amor y se duerme ante la carencia, ante la no presencia de éste; este amor que nos conecta con el Ser, que nos da paso a la creatividad, a la evolución…

En la obra de Babot: «El hombre de la flor de ayer», Lucas es abandonado por su madre, en la casa de la tía Ágatha, a los tres días de nacido; su primera infancia la vive desconectado del mundo (dentro de la casa), donde la tía lo ve sólo de reflejo, le coloca la comida y huye siempre en silencio.

No hay creatividad en estos personajes porque no tienen que lidiar con el diario vivir.

El ser humano hasta para cruzar una calle, tiene que recurrir a la creatividad, sobre todo si es por primera vez que lo hace. Royo May en su libro: «El Dilema Existencial del Hombre Moderno», anota las siguiente afirmación de Nietzsch: «(...).Valorar es crear, ¡oídlo vosotros, los creadores! Sin valoración la nuez de la existencia está vacía»

May dice:
(...) La amenaza a estos valores es lo que causa ansiedad. Por cierto, defino a la ansiedad como la aprensión producida por la amenaza a algún valor que el individuo juzga esencial para su existencia como un yo. Puede ser una amenaza a la vida física misma, por ejemplo, la muerte; o a la vida psicológica, por ejemplo, la pérdida de la libertad. O algún valor que el individuo identifica con su existencia como yo: el patriotismo, el amor de una persona en particular, etc. (103).

Cita en su libro, también, a Kierkegaard, quien dijo: (...) «La verdad sólo existe para el individuo particular en la medida en que la introduzca en la acción (...) la libertad implica siempre ansiedad potencial» (…). (96-97).

En lo relacionado con la libertad potencial del hombre, Kierkegaard pensaba que, cuantas mayores posibilidades creativas tiene el hombre individual, mayor es su ansiedad potencial (98).

Regresando al ‘personaje evasivo’ de Babot; éste, como no se siente capaz de enfrentarse al mundo, de crear; niega entonces la realidad, mediante la encapsulación y la represión, traducido a menudo en un encierro total; así no hay verdad ni acción, y sin libertad tampoco hay ansiedad.

En su obra «Silencio», el Abuelo cuida de que la casa permanezca siempre cerrada (puertas y ventanas), y en un absoluto silencio porque el ruido es el origen del mal. Al final el Abuelo mata alNieto para que éste no se asome a la ventana, ni mucho menos salga de la casa y se exponga ante el mundo. (156-160).
 
Pero hay situaciones en las que el personaje al quedar a la intemperie sufre el impacto ante la terrible verdad externa, como la experimentada por Renata en el episodio de la estación de trenes; que por otra parte se aprecia la desubicación e incertidumbre de Nina, al venir a colación un comentario sobre el futuro de ella. Renata es anciana y Nina una adulta.

Ésta experimenta una regresión relacionada con el episodio vivido en una estación de tren, cuando tenía 5 años; la experiencia la marcó para siempre.

RENATA: Las que harás, Nina. ¡Tienes la vida por delante!
  
NINA: ¿Y qué cosas haré yo, tía Renata? 
RENATA: Las que harás.  
NINA: ¿Es un juego de palabras?  
RENATA: Ahora lo es. Después, ya no lo será. 
NINA: (Estallando de pronto). ¡Yo no sé qué haré mañana, tía Renata! (Como una niñita) ¡Yo no sé, yo no sé, yo no sé! ¡No me asuste, por favor, no me asuste! (Tiene acceso de tos).  
RENATA: ¡No tengo dulces, pequeña, no tengo dulces! ¡Sólo tengo mi pañuelo…(llorando)… sólo tengo mi pañuelo, pero ven, busquemos un refugio…busquemos un refugio… como allá, en la estación, todos esos heridos de guerra, pasando, pasando… busquemos un refugio, ahora, otra vez…! (la va llevando a un banco). Ven… ¡Oh, no, ahora las aves vuelven a cantar! ¡Vuelven a cantar! (Se cubre los oídos). ¡Como los muertos, como los heridos…! (35)

II. ESCAPES PARA NO ENFRENTARSE A LA VIDA 
 

En la dramaturgia de Babot, variados personajes optan por la evasión, la huida, a través de: elsueño, del encierro parcial o total, de la memoria escindida y guardada externamente, del nomadismo. Estas conductas implican una supresión de respuestas con el otro, con el medio ambiente; como en el caso de Ágatha que no atendió a su sobrino directamente; lo percibía por reflejos y quedó incomunicada con él durante años, a pesar de que eran los únicos que vivían en la misma casa y de que él era un niño:

AGATHA: Tres días después de tu nacimiento, tu madre desapareció.
LUCAS: Mi madre ¿desapareció? 
 
AGATHA: Sí. Y nunca más la volví a ver. Yo fui como tu madre. Te crié. (Lo mira) Fuiste un niño, ¿cómo decirlo?, muy especial.  
LUCAS: ¿Especial ¿Qué significa eso?  
AGATHA: Hablaste tarde. Caminaste tarde. Pensé, llegué a pensar, que nunca caminarías, ni hablarías.  
LUCAS: ¿Ha, sí…? ¿Y por qué?  
AGATHA: No lo sé. Me encerré contigo. Y el tiempo comenzó a pasar. O a borrarse, más bien. O a detenerse. ¡No lo sé!  
LUCAS: ¿Qué pasó, tía Ágatha?  
AGATHA: No lo sé. Ya no recuerdo bien. Últimamente... todo se me olvida. A veces creo que es lo mejor: que todo se me olvide, que todo termine por borrarse, incluso yo misma. No tener peso alguno, ni en los ojos, ni en la mente, ¡solo flotar, flotar y flotar. (Larga pausa).  
LUCAS: Durante años hubo un silencio sin límites en esta casa. Tú ibas de habitación en habitación sin hablar nunca, sin hacer ruido... sin hablar conmigo. Yo lloraba horas y horas... y ni siquiera me mirabas...  
AGATHA: ¡Claro que te miraba!  
LUCAS: De reojo. O por reflejos. Mirabas mi sombra, a veces. Nunca directamente a mi cuerpo, a mis ojos. Recuerdo, recuerdo que en alguna época de nuestras vidas ponías los alimentos, mis alimentos, sobre una mesa pequeña, de juguete. Y te ibas corriendo, dejándome solo. Y así, pasaron los años.  
AGATHA: Estás vivo. Creciste. Estás aquí, ahora. Y caminas y hablas y piensas e interpretas (...). (11-13).

Entre Ágatha y Lucas no había afectividad ni expresión externa del amor, solo una desconexión enorme. 
 
En un universo donde no se permite crear el amor, que es la primera obra de arte, sino que se destruye el hombre por el hombre —y más aún, siendo el amor una necesidad poderosa e inherente al ser—, sucede en consecuencia una supresión de respuestas, una supresión de pensamientos creativos para no lidiar con el diario vivir, ese diario vivir que será doloroso y que no tiene sentido vivirlo, con la negación al amor.  
En el anterior episodio, Ágatha se deslinda de la realidad, quedando sin memoria ni consciencia; más adelante el mismo personaje recurrirá a la memoria guardada externamente para armar su historia y poder contarla a Lucas: (…)  
ÁGATA: Mira, tengo algo qué mostrarte, enseñarte. (Va a un armario y trae libros y muchos documentos). Aquí está toda mi historia. (Abre páginas) Aquí está cuando bebí leche del seno de mi madre, por vez primera. (Ríe, ríen) Aquí cuando manchaba los pañales. (Pasa hojas) Más pañales, nuevas manchas. (Ríe, ríen)...Aquí, cuando me salí de la cuna y caí, (ríe, ríen)... más caídas... (Ríe, ríen)... aquí, mi diente... (...) aquí, vestida de cumpleaños... más cumpleaños... sin pasteles, con pasteles... aquí papá me golpea con una llave, lleno de furioso amor... (Ríe, ríen)... otros vestidos... otros vestidos... y algunas tardes con máscaras. ¡Mira! Más máscaras y disfraces. (Ríe, ríen. Seria de pronto) Este es... era Karl. ¿Qué estabas pensando Karl? ¿No estabas pensando ya en irte y dejarme sola, verdad, Karl? ¿O sí? Es gracioso, pero no puedo reír. Hazlo tú por mí, ¿quieres? Mira, su tumba (...). (23-25)

Esta pérdida de contacto con la realidad conlleva a una pérdida de identidad de la persona. Otros personajes babotianos que han perdido identidad, son Anna y el padre de Lucas en las obras «El viejo león» y «El hombre de la flor de ayer»:

ANNA: (…) Tengo cincuenta y un años, según mis documentos. Pero mi abuela solía decir que todos los documentos de nuestra familia estaban equivocados ¡Todos equivocados, de una o de otra manera, y en mi caso el error era de tres años antes o después de mi nacimiento! Y era de los errores…menos graves, al parecer. Mi abuelo, por ejemplo, nunca existió (…). (86). 
 
ÁGATA: (...) Ni eso existe ya... Ven, ven, mira bien: este es tu padre... (Le enseña una hoja del álbum). 
LUCAS: ¡Mi padre! ¿Cuál?  
AGATHA: El de los lentes rojos.  
LUCAS: No le veo el rostro. ÁGATHA: Nadie le vio nunca el rostro (…). (25).

Los personajes han quedado sumidos en una inconsciencia o semi-inconsciencia y despertar o salir de este encierro es enfrentar un castigo mayor, una culpabilidad por haber nacido, que sería la conciencia de vivir; sin embargo, no hay explicación-aparente- en las obras, de por qué el hombre se siente culpable.
 
Algunos personajes son conscientes de que las historias se repiten de generación en generación y, al mismo tiempo realizan acciones para impedir que familiares salgan al exterior o, algo o alguien entre a sus vidas, a su encierro físico.  
El personaje de Renata, en «Las Aves», conoce la historia de sus antepasados, sabe de la desolación exterior y quiere evitar que su hermano abra puertas, ventanas, objetos:

GASPAR: (...). Pero me castigaba, ¿sabes? ¡El que te pusiera a ti a comer dulces no era castigo, era un premio! A mí si me castigaba... a veces. 
 
NINA: ¿Ah, sí? ¿Cómo... y por qué te castigaba tía Renata?  
GASPAR: (Limpiando el patio, mientras habla). Yo solía dejar abiertas puertas y ventanas de casa. ¡Siempre abiertas! Y ella se enojaba y me castigaba... pero yo volvía a dejar abiertas puertas y ventanas y ella me castigaba y yo volvía y ella me castigaba...y yo volvía... 
NINA: (Siguiéndole, casi corriendo tras él). ¿Y cómo te castigaba, y cómo te castigaba?  
GASPAR: (Inmóvil, de pronto). Me besaba... la punta de los dedos...luego de que (ríe)... me ordenaba hacer de estatua... durante algunas horas... sin permitirme... el menor movimiento... (19).

En el anterior fragmento, también, se puede observar uno de los planteamientos de Babot, de que todo yace en el suelo, y se corrobora a continuación:

NINA: Hoy nada es sagrado ya. Nada. Nada. Todas las cosas han caído al suelo. Y yacen sobre él… 
 
GASPAR: Por eso yo hacía de estatua, por eso. Porque era, tal vez, lo último, lo único que podía levantarse ya en el mundo: estatuas. ¡y todo no era más que un juego! (37).

En efecto, la obra Las Aves se inicia con la caída de Gaspar que lleva consigo el alimento para las aves (11). 
 
Otro personaje que pierde memoria es El Hijo en «El interior del pacífico reloj», que en diálogo con El padre, se calza las botas en señal de que se está calzando todos los recuerdos; entonces todo reaparece en su memoria y dice: «¡Ahora le veo a usted padre!». Recuerda su niñez, en que El Padre siempre anotó todo en muchísimas libretas (95).

Personajes como Anna, El hijo y la propia Renata, sintieron ansiedad y huyeron, herrando de un sitio a otro (nomadismo, que es otra forma de escape). El Hijo es un marino que hace más de veinte años no se ve con su padre, ahora regresa para verlo y luego irse de nuevo; este personaje expresa: «Pero no hay escape. Llevo conmigo a cuestas la bestia. ¡A todas partes me sigue! (...).

La bestia es amiga, también, de mi hijo» («El interior del pacífico reloj», 96). Anna ha recorrido 10 ciudades, por lo menos, y conoce todas las calles de ellas (El viejo león, 86). Tal parece que no hubiera escape para el personaje babotiano.

Otra forma de evasión del personaje es el sueño, como en el caso de la señora Mornig que está todo el día durmiendo con la seguridad de que los que viven con ella, no van a irse de allí y velan su sueño (La reina, obra inédita. Dato dado por Babot). Ágatha es otro personaje que desea dormir:

ÁGATHA: Un día me detuve frente al espejo. Fue como si despertara de un sueño de varios siglos. Y te vi en un rincón a través del espejo. ¿Quién eras? ¿Quién eres? Te pregunté… tú no respondiste… no hablabas…Y empecé a recordar cosas, gentes, papá, mi hermano, la puerta, mudo, quieto (…). ((14) (…) 
 
LUCAS: (De pronto) Pero tú, tía Ágatha… quieres dormir, solo dormir… y nada más que dormir. Tú quieres morir

//ÁGATHA: También es la libertad.

CONCLUSIONES:  
El maestro en una de sus sesiones en Panamá
El personaje de Babot se siente culpable por haber irrumpido en el mundo (‘nace caído’) y asume el vivir como un castigo peor que el mismo nacimiento.  
El personaje no tiene redención posible, no alcanzará la libertad (crisálida sin salida), lleva a cuestas la «bestia» («El interior del pacífico reloj» 96, «Las Aves» 39-40). 

Babot plantea en su obra que no se puede explicar la infelicidad del hombre y no se encuentran los culpables.
 
El personaje se siente desprotegido y vive en la incertidumbre. Renata recurre al castigo para proteger a su hermano menor; pero, ¿protegerlo de qué? Los personajes no saben, muchas veces, de qué hay que protegerse («Las Aves» 37-8). Otros se niegan a vivir, de manera contundente, por miedo a lo desconocido.  
El personaje Babotiano, recurre mucho a mecanismos de escape, tales como: el sueño; elnomadismo; el encierro, a veces de manera total y permanente; la inconsciencia o semi-inconsciencia, guardando la historia de su vida en libretas y álbunes; la pérdida de memoria, de manera parcial o total, como en el personaje de Ágatha, que la recupera posteriormente (14), y El Hijo («El interior del pacífico reloj» 95).  
Hay, a menudo, una pérdida de identidad en el personaje, que, en algunos casos no la buscarán, ni la encontrarán.  
En cuanto al autor, se traduce su gran compasión por los infelices; él desea la felicidad para los hombres. Babot ha experimentado el amor y la felicidad.  
El superobjetivo en la dramaturgia es que no se pueden explicar las cosas.

BIBLIOGRAFÍA 
 
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Babot, Jarl Ricardo. Rompeolas. Panamá: Editorial Signos, 1982.  
Badano, Alondra. Antología Crítica de la Dramaturgia Panameña. Panamá: Impresora de la Nación, 2000.  
May, Rollo. El Dilema Existencial del Hombre Moderno. Argentina: Editorial Paidós, 1968.  
Camús, Albert. «El Dilema Existencial del Hombre Moderno». El Extranjero.  
Babot, Jarl Ricardo. «Las Aves». Revista Lotería N° 286. Dic. 1979: 27-50 p. 
Babot, Jarl Ricardo. «Silencio». Revista Nacional de Cultura (Nueva Época) N° 26 de 1994: 155-61.  
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Rodríguez C., Héctor. «La Dramaturgia Panameña Contemporánea». Revista Nacional de Cultura N° 26. 1994: 171-78 p.  
Babot, Jarl Ricardo. El Hombre De La Flor De Ayer. Manuscrito, 30 p. Biblioteca personal.  
Babot, Jarl Ricardo. Días como el mar. Panamá: Editorial Universitaria «Carlos Manuel Gasteazoro», 2000.

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